Todos los edificios abandonados del mundo encierran, entre sus paredes o sus ruinas, curiosas y diversas historias. Muchos de estos lugares fueros testigos impasibles de amores incomprendidos o imposibles, de dramáticas historias vecinales, de venganzas sangrientas, de muertes sin sentido y de un largo etcétera que, para bien o para mal, quedaron anclados en el lugar donde ocurrieron.

Los hospitales son uno de estos lugares olvidados en el tiempo. Sus estancias, pasillos y sótanos son propicios para los fenómenos paranormales consecuencia inequívoca del dolor, sufrimiento y muerte que éstos alojaron. Mientras que algunos hospitales abandonados cuentan con simples leyendas para intentar ahuyentar o atraer a los curiosos otros, como el Waverly Hills, tienen más que demostrada su dramática, penosa y triste historia.

Construido en un entorno con una significativa apariencia tenebrosa, el edificio comenzó siendo una mansión familiar, siguió como sanatorio de tuberculosos, terminando sus servicios como residencia de ancianos y enfermos mentales.

Antes de profundizar en los acontecimientos trágicos del lugar y en los supuestos “fenómenos anómalos” que lo enmarcan en uno de los emplazamientos más atractivos para los investigadores de la fenomenología paranormal, conozcamos un resumen cronológico de su historia.

En 1883, entre las montañas de Louisville en Kentucky (EEUU), se construye una mansión para la familia del Mayor Thomas Hércules Hays. Thomas decide bautizar a la casa con el nombre de Waverly Hills, nombre con el que el edificio hoy día es conocido: Waverly, porque el lugar le recordaba a un libro de Walter Scott con el mismo nombre y Hills (colinas), por la orografía donde está ubicada la mansión.

Como consecuencia del terrible aumento de enfermos de tuberculosis en Louisville, epidemia conocida como la peste blanca, la familia abandona su residencia y la pone en venta.

En la primera década del S.XX, la Junta de Tuberculosis de EEUU compra la vivienda y la convierte en el “Sanatorio antituberculoso Waverly Hills”. En un principio el hospital cuenta con una capacidad para 40/50 residentes. A mediados de los años veinte, sufre una gran ampliación sobrepasando las 400 estancias e incorporando los equipos médicos más avanzados del momento.

A raíz de la reforma, la construcción queda constituida por seis plantas, dos sótanos y un porche de entrada situado en el ala norte. Inicialmente las ventanas de las habitaciones carecían de cristales debido a la creencia de que una mayor exposición al aire ayudaba a sanar a los enfermos y solo se aislaban las habitaciones del exterior a través de unas persianas de cobre.

En 1943 con la aparición de la estreptomicina, antibiótico que lucha contra la tuberculosis, van disminuyendo tan notablemente los afectados por la enfermedad que un hospital de las dimensiones del Waverly Hills se hace innecesario. Aún así se mantuvo en pleno servicio hasta 1961, momento en el que cierra temporalmente sus estancias.

Un año después, el edificio reabre sus puertas con el nombre de “Sanatorio Geriátrico de Woodhaven”. Al inicio de los ochenta, las autoridades clausuran definitivamente el lugar debido a las numerosas evidencias que demostraban los experimentos clandestinos que se realizaban sobre los ancianos y deficientes mentales allí asilados.


Un lugar donde no solo se cuidada a los enfermos

Waverly Hills se creó básicamente para acoger y tratar a los enfermos de la tuberculosis. Pero la finalidad del sanatorio no se centró únicamente para lo que fue constituido, también se buscaron curas y métodos de sanación más eficaces. Para ello se llevaron a cabo miles de experimentos de muy baja calificación médica y con un elevado desprecio hacia la vida humana.

Aquellos experimentos se realizaron en pacientes muy enfermos que estaban cercanos a la muerte. El 95% de los que fueron víctimas de estas inhumanas prácticas murieron prematuramente como consecuencia de ellas.

Algunos de los métodos experimentales más “suaves” y más utilizados para intentar curar al enfermo fueron:

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  • Airear los pulmones. A los enfermos les situaban en las ventanas sin cristales, durante largos espacios de tiempo y sin importar la estación del año en que estuvieran, con el objetivo de que el “aire sanador” llegase de forma más directa a los pulmones. También era habitual realizar este tipo de tratamiento en las terrazas del edificio.
  • Exposición a la luz ultravioleta. En esas mismas terrazas era frecuente, en los días de intenso calor y durante largas horas, exponer los desnudos cuerpos de los enfermos a la luz ultravioleta bajo la creencia de poder detener la propagación de la bacteria. Los niños enfermos eran los más afectados por este tipo de terapia.
  • Tratamiento con agua. Los pacientes eran sumergidos en aguas muy frías de forma intermitente. Consecuencia casi inmediata de ello era la neumonía que posteriormente afectaba a la mayoría de los enfermos que habían sido tratados, agravando su ya deteriorado estado de salud.

Tenían medianamente claro, en el hospital, que la mayoría de los experimentos iban enfocados hacia los pulmones porque estaban convencidos de que esa era la mejor forma de erradicar el mal que les afectaba. Con esta “certeza” realizaban todo tipo de pruebas siendo éstas, en su mayoría, bastante dolorosas, sanguinolentas y escalofriantes:

  • En una de esas pruebas, para aumentar la capacidad pulmonar, introducían globos en los pulmones de los pacientes inflándolos después.
  • Otra de las terapias más usadas, en Waverly Hills, era la “Terapia electroconvulsiva” (TEC). Comúnmente conocida como electrochoque o electroshock se aplicaba, sobre todo, a los deficientes mentales enfermos de tuberculosis. Los resultados de esta terapia eran nefastos.
  • ­En las intervenciones quirúrgicas, removían músculos y costillas para lograr que los pulmones se expandieran al máximo permitiendo, de este modo, una mayor afluencia de aire. Estas operaciones dejaban a los enfermos deformes.

Según distintas fuentes consultadas, en Waverly Hills moría de media una persona por hora. Multiplicando esta media por los casi 50 años que el sanatorio estuvo abierto, nos da una escalofriante idea del sufrimiento y dolor que encierran sus paredes.


El elevador o túnel de cuerpos

Debido a la cantidad de defunciones diarias que se producían en el sanatorio, era un “problema” el deshacerse de los finados. Esta ardua tarea se hacía a través del llamado “elevador de cuerpos” que era un túnel, que comunicaba la primera planta del edificio con las afueras de la propiedad en la planta baja, y a través del cual se accedía a la morgue.

Con una carretilla transportaban a los muertos, bajando por una rampa de 180 metros, hasta el depósito de cadáveres y el crematorio. Por orden estricta del director del centro, estas funciones eran realizadas en horas nocturnas para que, a primera hora de la mañana, el camión encargado de transportar a los fallecidos hasta el “cementerio” hubiera terminado su labor con el máximo posible de los anonimatos. Llamaban “cementerio” a una gran extensión de tierra cercana al complejo donde hacinaban y enterraban a los muertos en fosas comunes.


La habitación 502

La quinta planta de Waverly Hills, era destinada para los enfermos mentales infectados por la tuberculosis. Las habitaciones 502 y 506 eran ocupadas por dos enfermeras encargadas del cuidado y mantenimiento de los residentes.

En 1928, una joven jefa de enfermeras de tan solo 28 años de edad, amaneció ahorcada colgada del techo de la habitación 502. Los empleados sabían el esfuerzo y la dificultad que suponía trabajar en esa quinta planta y hallaron en ello la explicación del suicidio.

Cuatro años después y en la misma habitación, otra enfermera, que había abortado pocas semanas antes, se suicida saltando desde el balcón al vacio.


Fenómenos paranormales

Los “fenómenos anómalos”, que hacen de Waverly Hills uno de los hospitales más embrujados del Mundo, comenzaron justo en el momento en que las puertas del sanatorio fueron cerradas definitivamente, a principios de la década de los ochenta.

Los guardas contratados como vigilantes, encargados de restringir el acceso al sanatorio de personas no autorizadas, fueron los primeros en observar y denunciar públicamente los “supuestos” fenómenos paranormales que empezaron a suceder dentro de aquellos oscuros y fríos muros.

Estos fenómenos paranormales rápidamente tuvieron repercusión en los medios de comunicación locales alcanzando, en seguida, un gran eco nacional. Pronto empezaron a llegar al lugar, desde diferentes puntos del país, investigadores y simpatizantes del misterio y lo paranormal. La mayoría de ellos, de un modo u otro, registraron revelaciones similares de los extraños sucesos que se manifestaban en aquellos siniestros pasillos y aquellas sombrías estancias.

Algunos de los fenómenos paranormales que se producen desde entonces en el edificio y que se siguen registrando, tanto en grabadoras de audio como de imagen, son los siguientes:

  • En las zonas donde se hacían los experimentos, se escuchan voces y gritos estremecedores de dolor.
  • Multitud de sombras se ven vagando sin rumbo cierto en el elevador de cuerpos. Esta es la zona donde se recogen las más sorprendentes y escalofriantes grabaciones psicofónicas.
  • Figuras oscuras y alargadas aparecen caminando por las distintas estancias del edificio.
  • ­De la habitación 502, sale una enfermera y desaparece andando por el pasillo.
  • ­Algunas de las mujeres que pasan por la quinta planta sienten nauseas y llegan a vomitar.
  • ­Una silla de ruedas se mueve, por los largos pasillos de la primera planta, sin ayuda de nada ni de nadie. También en el fondo de estos pasillos se aparece una anciana, encadenada y con las muñecas ensangrentadas, pidiendo auxilio.
  • ­Algunos investigadores oyen cuchicheos, murmullos y susurros en los oídos, por detrás de la nuca
  • ­Las luces de las linternas, algunas veces, se apagan y se encienden intermitentemente.
  • ­En ocasiones, todo el edificio se ilumina por la noche sin tener ningún tipo de energía eléctrica.
  • ­Por la cafetería y la cocina, deambula el espíritu de un hombre vestido de blanco.
  • ­Hay una sombra negra, en la cuarta planta, que gatea por el suelo.

Actividad paranormal infantil

A lo largo de medio siglo, Waverly Hills ha sido un lugar marcado por el dolor, el sufrimiento y la muerte. Experimentos inhumanos, terapias agresivas y operaciones quirúrgicas sangrientas eran el “pan nuestro” de cada día. Personas de todas las edades y razas, fueron víctimas propiciatorias para cualquier tipo de excesos y abusos médicos.

Quizá sea por todo ello, que la actividad paranormal es extremadamente alta en el lugar y, quizá sea también por la cantidad de menores que perdieron su vida en aquel sanatorio, que muchas de las “apariciones fantasmales” son de niños y niñas errando por los distintos recovecos del sanatorio.

Estos fenómenos fantasmales infantiles no son los “típicos” gemidos lastimeros en las sombras o las voces incorpóreas en la oscuridad, son apariciones de fantasmas únicas que solo se registran en este hospital.

Una de las apariciones más conocida es la de un niño, de nombre Timmy, que murió a los siete años de edad en extrañas circunstancias. Timmy se aparece correteando detrás de una pelota. Algunos investigadores llevan balones para incitar al fantasma del infante y que éste se aparezca.

Otra de las apariciones más frecuentes es la de Mary, una niña sin ojos, que anda por todo el edificio y que se apareció, por primera vez, poco después de encontrar una fotografía que decía: “con amor, Mary”.



Otros fenómenos anómalos, relacionados con los menores son:

  • ­El triste reclamo de una niña, buscando a sus amigas, en el ático.
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  • Niños llorando en el tejado del hospital.
  • Niños riendo y correteando por la planta infantil.
  • Una niña huyendo asustada bajando por el túnel hacia la calle.
  • Un niño jugando con un balón de cuero instantes antes de desvanecerse.
  • Voces y llantos de niños, llamando a sus madres, desde los sótanos.

Waverly Hills: Un negocio

En el año 2003, con el “objetivo” de preservar y restaurar Waverly Hills Sanatorium, se constituyó Waverly Hills Historical Society. Desde entonces esta sociedad, sin ánimo de lucro, es la encargada del mantenimiento y explotación del edificio. Para ello, previo pago, realiza rutas guiadas por el hospital destinadas tanto a particulares como a grupos de investigadores o curiosos.

Los guías, que dirigen estas rutas, afirman ser testigos de numerosos fenómenos que les interrumpen y les alteran en su recorrido por el sanatorio. Pero esta, ya lo sabes amigo lector, es otra historia.


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El Hospital de los muertos por:

JCBaruque Hernández 2005

© MUNDO INSÓLITO RADIO